Nacen sentimientos como brotes de un árbol,
Más allá de la edad, estatura y cabello.
Amo a las mujeres con dulzura y rudeza,
Directas, graciosas, salvajes y valientes.
No me importa el físico ni la belleza exterior,
Más bien la naturalidad que hay en su interior.
Alegra mi corazón con su presencia serena,
Y sin atreverme a decir, todo ello lo contiene.
No es sino ella que está en mi cabeza ya.
Asentada, postrada, esperando allá,
Que le diga yo que me atrapa,
Que ilumina y mis sentidos alarma.
Nombre rico y lleno de dulzura,
Le va que ni anillo al dedo.
Comparando un Twingo con un Ferrari
Lo suyo es de deporte y menudo partidazo.